El Gastrónomo Zaragozanos es el primer periódico gratuito aragonés especializado en gastronomía.
En su último número del año han dedicado la contraportada en exclusiva a una entrevista a José Manuel Romeo, nuestro coordinador.
Como resumen podríamos destacar esta frase:
«Nuestros casos de éxito son los chavales que, tras formarse, pueden tener una vida digna»
Os transcribimos toda la entrevista, de la que estamos plenamente felices y orgullosos:
Entrevista a Coordinador de la Escuela de Hostelería Topi – Fundación Picarral
La historia de José Manuel Romeo en la Escuela de Hostelería TOPI comenzó hace dieciocho años, cuando se matriculó como alumno. Tras dos años formándose, trabajó un tiempo de camarero, profesión de la que se enorgullece, y con tan solo veinticinco años se incorporó a la escuela para ejercer de profesor técnico de servicio. Desde 2017 es el coordinador de Topi, pero nunca se ha desligado de la docencia, pues lo que más le llena es compartir con los alumnos
Pregunta.- ¿Es la vertiente social el mayor rasgo diferenciador de la Escuela de Hostelería Topi – Fundación Picarral?
Respuesta.- Sin duda, nosotros trabajamos a todos los niveles con las personas, nuestros alumnos son mucho más que eso. Y lo sé de primera mano, porque yo fui uno de ellos. Nuestro objetivo es conseguir su desarrollo personal, ayudándoles en todo que puedan necesitar… y la hostelería es el vector que nos permite a cubrir todas esas necesidades.
P.- Acabamos de celebrar la victoria de los cocineros aragoneses en el certamen nacional, Gente Rara gana una nueva estrella para Aragón… ¿Cuánto influyen las escuelas de hostelería en el momento dulce que vive la gastronomía aragonesa?
R.- Nos sentimos muy cerca del equipo de la Asociación de Cocineros de Aragón, pues uno de nuestros profesores, Eduardo Comín, es vicepresidente y estamos muy contentos con su victoria. Además, estamos superorgullosos de que Gente Rara haya recibido una estrella Michelin, pues de sus de trece trabajadores, siete vienen de la escuela. Éxitos como estos le dan un valor a la gastronomía aragonesa enorme y también avalan la calidad de la formación, aunque, para Topi, los verdaderos casos de éxito son los chavales que, tras haberse formado, pueden desarrollarse personalmente y tener una vida digna.
P.- ¿Ha cambiado el perfil del alumnado desde que entró en contacto con TOPI?
R.- Totalmente. Cuando yo entré, estábamos muy motivados y queríamos formarnos para ser buenos cocineros y camareros. Ahora, ven lo sacrificado de la profesión, las condiciones a veces no suficientemente justas y esto hace que se desencanten. Es nuestra labor hacerles ver que es una profesión muy bonita, que permite ganarse la vida dignamente.
P.- ¿Los alumnos que quieren dedicarse a la cocina llegan con ideas preconcebidas?
R.- La publicidad que se le da a la cocina, en la televisión, por un lado, es beneficiosa, pero, por otro, tenemos que ponerles los pies en suelo y hacerles ver que la realidad es distinta y que para ser grandes chefs, tienen que ir paso a paso.
P.- Tienen un alto porcentaje de alumnos de otras procedencias ¿Cómo encajan la enseñanza de la cocina y los productos aragoneses?
R.- Esa diversidad es muy enriquecedora, aprendemos mucho de distintos productos, culturas… y a la vez, a esos alumnos les mostramos las bondades de los productos aragoneses, enseñándoles de dónde proceden, cómo se obtienen y a manipularlos, porque creemos que son de gran calidad y que debemos defenderlos, eso sí, sin cerrar la mente, porque vivimos en un mundo globalizado.
P.- Los empresarios se quejan de falta de profesionales ¿es cierto que faltan o lo que faltan son mejores condiciones laborales?
R.- Nosotros intentamos ponernos en los zapatos de todo el mundo y podemos entender las dificultades del empresario, pero también luchamos por los derechos de nuestros alumnos como trabajadores. Serían deseables mejores condiciones laborales, facilidades fiscales para los empresarios a la hora de contratar … pero eso no está en nuestra mano. Personalmente no creo que falten profesionales, pero hay ocasiones en las que no se valora la formación como se debería y eso hace que los trabajadores se vayan a otros puestos más cómodos. Con esto no quiero demonizar a los hosteleros, muchos empresarios sí que ponen en valor la profesionalidad.
P.- ¿Os sentís arropados por las instituciones, las administraciones…?
R.-Creemos que podría hacerse más por parte de las administraciones para mejorar las condiciones laborales. De todos modos, nuestro caso es un poco especial, pues somos una escuela privada, sin ánimo de lucro. Funcionamos con fondos públicos y privados, subvenciones, patrocinios, donaciones… y nos sentimos apoyados. Pero, nosotros no cejamos en nuestro empeño de seguir formando, tengamos subvenciones o no, porque la vida de las personas está por encima de eso.
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